Los futbolistas que nacen en Esmeraldas entienden que para vivir del fútbol tienen que salir su provincia y es un hecho que si quieren llegar lejos y ganar dinero deben abandonar el lugar que los vio nacer porque no hay futuro y el presente para ellos es sombrío, por que no les ofrecen un crecimiento y desarrollo rítmico aceptable para un jugador. Tampoco existen espacios en su tierra natal para poder entrenar con normalidad porque las canchas se encuentran en mal estado unas sin césped y sin las medidas reglamentarias que deberían tener son de arcilla, polvorientas, lodosas a diferencia de los clubes de Guayaquil y Quito.
Por esta razón emigran y potencian a otros equipos de la serie A y B, siendo esto una lastima para el futbol de Esmeralda porque en el pasado en los campeonatos de serie “A” se contaba con uno o dos clubes de Esmeraldas.
El exfutbolista Lupo Quiñonez se manifestó informando que “buscar recursos no es tarea fácil”.
Los jugadores de los 16 clubes de la segunda división intentan destacar entre sus compañeros para poder “salir” lo mas pronto posible buscando una mejor vida para sus familiares y algunos jóvenes no intentan emular a grandes jugadores que tuvieron que partir de su tierra natal Esmeralda, sino vincularse a equipos donde puedan tener un salario que les permita cumplir sus sueños de tener una vivienda. En algunos casos el sueldo de los jugadores no llega a los $200 mensuales y les toca buscar otras actividades para poder ayudar económicamente a sus familias, siendo esta la parte difícil y oscura que vive la provincia de Esmeralda en el balompié.